La opción de los bienes tangibles
Juan Mascareñas Pérez-Iñigo
Catedrático de Economía Financiera (UCM)
Todos los fondos de inversión, en mayor o menor medida, se caracterizan por tener sus carteras convenientemente diversificadas tanto en cuanto a diversidad de activos (financieros o no) como geográficamente.
Los últimos activos en incorporarse a formar parte de las carteras de los fondos son los denominados "activos tangibles". Éstos últimos cubren una variedad de activos cuyos dos principales exponentes son el arte y la filatelia.
Ambos han probado con suficiencia su comportamiento como productos de inversión desde hace muchos años (dejemos a parte el coleccionismo, al que no siempre se le puede considerar como inversión pero que, sin embargo, es imprescindible para que exista ésta).
El auge de las casas de subasta y los precios alcanzados por obras específicas, por autor, o por colecciones no hacen más que demostrar lo que siempre se ha sabido que "el arte, bien elegido, puede ser una gran inversión".
La filatelia como inversión tiene una historia semejante a la del arte. No todos los cuadros o esculturas acaban siendo una buena inversión. Lo mismo sucede con las emisiones filatélicas. Sólo algunas alcanzan ese grado y es necesario esperar al menos siete años para saberlo.
La filatelia como inversión suele producir unas rentabilidades superiores a las de las obras de arte y ambas, por lo general, baten a los activos financieros clásicos.
Todo lo anterior ha abonado el terreno para pasar a una segunda fase consistente en el desarrollo de fondos de inversión en activos tangibles.
La experiencia
En Europa, hace un año y medio (julio de 1997) surgió el primer fondo de inversión europeo en Arte nos referimos al Global Art Fund (GAF) de cuyo tramo financiero es depositario el DG Bank Luxemburgo que cotiza en la Bolsa de Luxemburgo y que persigue una estrategia de inversión a largo plazo.
Esta estrategia es la normal de los fondos de inversión en activos tangibles, puesto que están formados por carteras que no son aptas para la especulación sino para la obtención de rentabilidades interesantes a unos plazos que van desde los cinco hasta los diez años.
Así, por ejemplo, el fondo luxemburgués invierte en obras de arte del tipo Moderno Clásico (pinturas, esculturas, dibujos, diseño, etcétera) que abarca el horizonte temporal que va desde 1900 hasta los años sesenta.
El objetivo del fondo es crear una colección que pueda ser vendida como un todo al final del horizonte considerado partiendo de la base de que la colección vale más que la suma de los valores de sus componentes negociados de forma separada. Es decir que se produce un efecto sinérgico.
Es evidente que el gestor de un fondo de arte debe conocer no sólo los principios económico-financieros que rigen la gestión de las carteras de valores sino también los que rigen la gestión del arte, puesto que en sus manos está la adquisición de las piezas que componen la colección y que son las encargadas de dotarle de valor a lo largo de su vida.
Sus características
Éstas deberán tener una serie de características como, por ejemplo, estar infravaloradas en el momento de su compra, tener un gran potencial de aumento de su valor durante el horizonte temporal del fondo y aportar valor a la colección.
Como todo fondo, mensualmente debe aportar un dato clave como es el valor liquidativo de la participación (VLP). Este valor es proporcionado por un comité de expertos independientes que valora las piezas de la colección de forma individual al que hay que añadir el valor añadido por formar parte de la colección.
Con estos datos se obtiene el valor de la colección de arte que luego se pondera junto con la parte de liquidez (invertida en fondos de liquidez del tipo FIAMM) del propio fondo (mínimo el 20%). En todo caso, la liquidez de las participaciones del fondo está garantizada por la entidad financiera que lo patrocina.
Para hacerse una idea la rentabilidad media anual de las obras de arte Modernos Clásicos en los Estados Unidos durante los últimos catorce años ha sido del 8% según el Daily Telegraph Art 100, índice de referencia de esta colección.
El GAF ha obtenido una rentabilidad media del 6,6% anual (0,55% mensual) y como se puede ver en el cuadro los meses en que ha obtenido rentabilidades negativas se asocian a caídas de los fondos de liquidez que componen el GAF debido a las diversas crisis que han salpicado la economía mundial durante los últimos dieciocho meses.
En conclusión, este tipo de fondo conforma un tipo de activo financiero que puede formar parte de las carteras de los grandes fondos de inversión europeos e internacionales. Proporciona una rentabilidad a largo-medio plazo acorde a un riesgo moderado. No es un tipo de inversión aconsejable a corto plazo donde las fluctuaciones de su componente líquido puede perjudicarle.
En filatelia
Este tipo de fondo de inversión está actualmente en los tableros de diseño de ciertas compañías especializadas (una de ellas española). Su objetivo es diseñar un fondo que invierta en diversas colecciones filatélicas consideradas como inversión y que permita a sus partícipes disfrutar de la revalorización media de este tipo de activos tangibles.
El VLP de este tipo de fondos, en su parte filatélica, es fácil de calcular teniendo en cuenta la existencia de prestigiosos catálogos internacionales que muestran los precios de mercado de las diversas categorías de sellos; pero, además, esto no impediría la constitución complementaria de un grupo de expertos independientes que maticen las cifras de los catálogos. A este valor habría que añadirle (de forma ponderada) el del fondo de liquidez que compondría el denominado "fondo de inversión filatélico".