Ponga un `share buy back´ en su vida

Por S. McCoy

Jueves, 09 de febrero de 2006
El Confidencial. com


Ponga un share buy back en su vida. Ese parece el mensaje que empresas de los más diversos sectores están lanzando al mercado en estas últimas semanas coincidiendo con la publicación de sus resultados. El último ha sido British Petroleum, que ha anunciado recompras de acciones y dividendos a sus accionistas por valor de 65.000 millones de dólares en los próximos tres años. Antes fueron la compañía minera Río Tinto (4.000 millones de dólares), la tecnológica Nokia (hasta el 10% del capital), KPN (1.000 millones de dólares) y la tabaquera Imperial Tobacco (1.000 millones de libras), entre otras.

Las recompras de acciones y su posterior amortización por parte de las compañías tiene, entre otros, tres efectos inmediatos: les permite reducir su coste medio ponderado de capital (remunerar al accionista siempre es más caro que pagar deuda por un principio básico: corre más riesgo el propietario que el prestamista), les facilita obtener mayores retornos sobre los fondos propios (al ser éstos menores) y les ayuda a mejorar artificialmente el beneficio por acción ya que dicho beneficio se reparte entre un menor número de acciones. En definitiva, se trata de una forma de abaratar el pasivo del balance y de mejorar indirectamente la remuneración al accionista.

Si las recompras de acciones fueran paralelas a un incremento de los procesos de inversión de las compañías, no habría nada que objetar. Apuntalo el presente pero me preparo a la vez para el futuro. Pero no es el caso.

El boom de los share buy-backs (antítesis del "dividendo ha muerto" de la época de la burbuja de Internet) viene en un momento en el que las empresas adolecen de proyectos de inversión de envergadura. El ejemplo paradigmático es Estados Unidos. Como ha señalado recientemente Morgan Stanley en uno de sus informes de coyuntura, la inversión en capital fijo en ese país en el reciente ciclo expansivo de la economía ha supuesto tan sólo un 75% de la de otros ciclos similares, ojo, a la vez que el retorno sobre recursos propios (que sube con las recompras de acciones) contra el coste de capital (que baja por el mismo efecto) se encuentra en máximos de los últimos 50 años.

Las empresas no encuentran oportunidades de inversión para rentabilizar el manantial de cash que les fluye en un momento en que el umbral mínimo de rentabilidad exigido a dichas inversiones disminuye, adicionalmente, como consecuencia de los bajos tipos de interés a largo (al 3,5% en Europa y al 4,6% en US, tipos a 10 años). Preocupante.

Y es aquí donde entra el concepto creación de valor para el accionista tan de moda en los últimos años y tan olvidado hoy en día. Crear valor significa tener proyecto de futuro, tomar una dirección, asumir riesgos en función de una esperanza de rentabilidad. Desde luego no se crea valor enterrando millones de euros en remunerar a unos accionistas que se pagan las vacaciones de hoy, pero que mañana pueden recoger las migajas de lo que otrora fuera una rentable inversión. Salvo que venga el private equity, que vendrá, o un competidor, que lo hará, a poner la compañía en valor. Y entonces vendrá el llanto y el rechinar de dientes de los gestores. O si no, al tiempo.